Terapias de origen natural en la dermatitis atópica canina
El término atopia surgió en la década de 1920 para dar nombre a una enfermedad conocida coloquialmente como la “fiebre del heno”, que provocaba una clínica respiratoria en humanos sobre todo en determinadas épocas del año como la primavera. En la especie canina todo comenzó en la década de los 40 cuando se reportó el primer caso de un perro diagnosticado de atopia (Arcique y Bajwa, 2020). A día de hoy se sabe que las características patológicas, histológicas, inmunológicas y clínicas de esta enfermedad son muy similares en la especie humana y canina, por lo que se ha llegado incluso a sugerir que esta última podría ser un modelo experimental idóneo para el estudio de la dermatitis atópica humana (Gedon y Mueller, 2018).
El tratamiento es complejo y depende de varios factores como la gravedad de las lesiones, la intensidad de los signos clínicos y las preferencias y posibilidades del propietario. Actualmente se recomienda un tratamiento multimodal (medicación sistémica, medicación tópica, alimentación, nutracéuticos, entre otros), ya que aumenta las probabilidades de éxito (Gedon y Mueller, 2018). No existe un tratamiento que pueda considerarse generalizado, pues teniendo en cuenta la etiopatogenia, este variará en función del animal, su estado de salud en el momento del diagnóstico o la dieta que reciba, por ejemplo. Por lo tanto, el objetivo del presente trabajo es abordar las llamadas terapias alternativas a base de productos de origen natural, que presentan menos efectos secundarios que los fármacos convencionales.
Publicado en la revista veterinaria Consulta de Difusión Veterinaria dirigida a veterinarios clínicos de perros, gatos y exóticos.
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