Situación clínica en cirugía: Cojera persistente tras técnica de avance de tuberosidad tibial (TTA) en un perro

Rosy es una perra mestiza de Pastor alemán de 8 años de edad que se presenta referida por un veterinario local tras varias cirugías en su rodilla derecha. El veterinario remitente le operó la rodilla izquierda dos años atrás, por una rotura de ligamento cruzado craneal, mediante la técnica de TTA (avance tuberosidad tibial) y se recuperó sin ningún tipo de problemas. La operación de la rodilla derecha discurrió sin incidencias, sin embargo, tres semanas después de la cirugía inicial, la paciente empezó a cojear de manera marcada y se le diagnosticó una fractura de la tuberosidad tibial alrededor de los implantes. La rodilla se intervino de nuevo, revisando los implantes mediante la retirada del tornillo craneal de la caja y colocando cerclajes de alambre en forma de bandas de tensión y agujas de Kirschner en el área de la tuberosidad tibial fragmentada. Rosy continuó con una cojera muy marcada y problemas de cicatrización cutánea en el área de la tuberosidad tibial por el volumen de implantes en posición subcutánea y su inestabilidad, lo que llevó a numerosas revisiones posteriores tanto para retirar o recolocar implantes como para resuturar la piel. En el momento de su remisión a la clínica del autor, el animal presenta una cojera de extremidad posterior derecha muy marcada con gran atrofia muscular sobre todo de músculo cuádriceps, fibrosis periarticular, pérdida de rango de movimiento, sobre todo en flexión, y clara inestabilidad craneocaudal (prueba de la compresión tibial y signo de cajón positivos).

 

Publicado en la revista veterinaria Consulta de Difusión Veterinaria dirigida a veterinarios clínicos de perros, gatos y exóticos.

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